“Hay lasaña”, era la mejor respuesta que podía escuchar cuando era niña y preguntaba por lo que iban a servir de almuerzo. No era una cualquiera, era la mejor lasaña de todas: la que preparaba Ruby, mi nana. Y hoy, después de haber desentrañado su secreto, les enseñaré cómo la hace.
¿Recuerdan esa escena de Ratatouille en la que Antón Ego (el crítico de cocina) prueba el plato de Rémy (el ratoncito) y se transporta a su infancia? Pues nos habla de un componente muy importante en la comida: el afectivo.
Dicen que la emoción influye en la percepción a la hora de comer. Es decir, que muchas veces las cosas saben más ricas cuando son preparadas por alguien cercano (como Ruby). Es tal vez por eso que no he podido probar una mejor lasaña que la que ella hace, incluso en restaurantes.
Para mí, era difícil lograr una versión ligeramente parecida a esa lasaña. Sin embargo, una mañana, hace una semana, me arriesgué. Omar (mi novio) llegaba de viaje después de toda la semana por fuera, con hambre, seguramente, porque estuvo desde temprano en el aeropuerto. Quise sorprenderlo con un almuerzo diferente, creo que resulté siendo yo la sorprendida.
Seguí todos los pasos, tal como vagamente los recordaba de alguna vez que ella (Ruby) me los dictó por teléfono y el resultado fue una lasaña que, con humildad, me recordó a la de ella. Que, recuerden, es la mejor lasaña.
A los pocos días conversé con ella sobre mi pequeño triunfo culinario (es la más entusiasta cuando le cuento de mis progresos). Presumí mis avances con la salsa de tomate, la natural la que uso también en pastas, y le conté que cada día se parecía más a la de ella. “Ya no me necesitas”, dijo divertida.
También discutimos una idea: en lugar de una salsa bechamel convencional sustituir por la salsa Alfredo (que es básicamente lo mismo solo que con tocineta). Le gustó mi sugerencia y prometió ponerla en práctica en su propia lasaña.
Ah, porque tal como leyeron en el título, esta lasaña no es fit. Por el contrario, es perfecta para compartir una indulgencia en casa el fin de semana. Porque, como sucede con muchas cosas en la vida, la mejor lasaña del mundo sabe mejor si se comparte.
Lasaña de pollo y tocineta
Ingredientes (para doce porciones)
Para la salsa Alfredo:
- 250g de tocineta picada
- 1 cebolla blanca, finamente picada
- 4 cucharadas colmadas de mantequilla (o ghee)
- 3 cucharadas colmadas de harina de trigo (integral funciona también)
- 1 litro de leche
- Sal y pimienta
Para la salsa de tomate:
- Kilo y medio de tomates maduros (puedes reemplazar con 3 o 4 latas de tomates enlatados)
- 4 dientes de ajo machacados
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 cucharada de especias italianas deshidratadas (uso una mezcla con orégano, tomillo, laurel y albahaca)
- 2 cucharadas de azúcar (es opcional pero la recomiendo para mejorar acidez, ni lo van a sentir porque sale bastante salsa)
- Sal y pimienta al gusto
- 1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio
- 1 pechuga de pollo grande, cocida y desmenuzada
Para armar la lasaña:
- 2 paquetes de láminas de lasaña cocidas
- 3 tazas de queso bajo en grasa rallado
- 1 taza de queso parmesano rallado
Preparación:
Para hacer la salsa Alfredo
Pica la tocineta en trozos pequeños y sofríe en una sartén sin nada de aceite adicional. Saltea a fuego medio hasta que se doren los trocitos, unos 5 minutos, aproximadamente. Reserva la tocineta salteada y conserva la grasa que soltó.
A la manteca que soltó la tocineta adiciona la cebolla previamente picada, dora por unos 3 minutos a fuego medio, hasta que se ponga traslúcida. Inmediatamente, integra las cucharadas de mantequilla y deja derretir. Puedes dorar la cebolla por un par de minutos más. Agrega harina, de a cucharadas, notarás como la grasa la absorbe, formando una pasta, se le conoce como roux. Deja que tome un poco de color (como beige oscuro). Finalmente añade la leche, disuelve los grumos con ayuda de una cuchara de palo. Deja cocinar a fuego medio hasta que veas que va espesando, como a las 10-15 minutos. Comprueba consistencia y apaga la llama para que no se siga secando.
Para hacer la salsa de tomate:
Si vas a usar tomates maduros, hierve agua, cocínalos ahí por 5 minutos y luego pélalos (los enlatados no es necesario hervirlos). Transfiere los tomates a la licuadora, sin agua, y procesa hasta obtener una salsa homogénea. Cuela para retirar semillas.
Aparte, en una olla grande, calienta aceite de oliva y añade el ajo, dóralo sin que llegue a quemarse. Añade la salsa ya colada y revuelve. Luego añade especias, azúcar, sal y pimienta. Reduce llama a fuego bajo y deja la salsa hervir por mínimo 30 minutos.
Adiciona el bicarbonato y revuelve vigorosamente para reducir las burbujas. Integra el pollo desmenuzado y apaga la llama. Reserva.
Para armar la lasaña:
Precalienta el horno a 180ºC. Prepara una bandeja de horno de 43 cm x 27 cm. Coloca un poco de salsa en la base con ayuda de una cucharada. Luego dispón la primera capa de pasta. Encima, la salsa Alfredo, luego una capa de salsa de tomate con pollo, luego queso rallado. Repite estas capas hasta llenar el molde. Cuando lo hagas, cubre la lasaña con más queso mozzarella y parmesano. Lleva al horno por 40 minutos y luego sube la temperatura a 220ºC para gratinar el queso, de 5 a 10 minutos. Retira del horno y deja reposar, luego sirve.
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